Año de nuestro señor de 475. Quién a
la postre será el último emperador de Roma, Flavio Rómulo Augusto, llamado
despectivamente Augústulo, se encuentra a punto de
enfrentarse con su enemigo irreconciliable Julio Nepote por el control del
trono de Roma, dónde todavía reside el poder del imperio occidental. Preocupado
por el futuro de su hija, Rómulo se ha convertido en un Emperador obsesionado
con el poder de su padre, el general Orestes que fue quien le puso en el trono
y gestionó los primeros momentos de su reinado.
La historia de la caída del imperio romano está
escribiendo sus renglones más amargos con un Emperador preocupado de no perder
el poder dentro y fuera de palacio.
De lo que estamos seguros, es de que no podrás dejar de reírte.
Te esperamos a partir del 17 de febrero en el teatro Quevedo.